jueves, 7 de junio de 2012

LA LENGUA, LLAVE MAESTRA EN LAS CARICIAS PSICOLÓGICAS

Al igual que las caricias van pasando de unas necesidades básicas de supervivencia, es decir, de un contacto fundamental, elemental, primordial y sencillo de intercambio de caricias más corporales y emocionales, a un contacto cada vez más sofisticado basado en las necesidades de pertenencia a un grupo y reconocimiento por parte de los padres y entorno del niño que se da a través de signos de aprobación y fundamentalmente a través de las palabras y reconocimientos verbales, sucede en la experiencia del lenguaje y en su órgano primordial, la lengua.

Hoy por hoy ya no es un debate sino una realidad experimentada que la lengua es la llave perdida en esta búsqueda, la lengua que en nuestra boca espera emerger libre y pujando. En sí mismo, ya no me parece una cuestión filosófica ni nada por el estilo, sino una experiencia que cuando te encuentra ya es suficiente regalo. La lengua es el puente entre la consciencia y un cuerpo que se mueve, el puente entre el hombre y su medio y una verdadera puerta de comunicación entre el mundo interno y externo. La “lengua despierta” desde su apertura abre el camino de la conciencia profunda de la energía del cuerpo y de éste como una fuerza que puja por expresarse en el mundo.

¿QUÉ ES EL COUNSELLING?


JOSÉ LUIS FERNÁNDEZ LUJÁN

El Counselling es un proceso de ayuda psicológica dirigido a personas o grupo de personas que necesitan un apoyo para tomar decisiones o resolver problemas que alteran su ritmo de vida normal. A través del Counselling se orienta a sus clientes en la búsqueda de nuevas alternativas para solucionar situaciones presentes y poder enfrentar riesgos futuros.

Cuando se habla  de la aplicación del Counselling a la mediación familiar es porque no se considera al individuo como un ser aislado, que de hecho, no lo es. Está inmerso y se desarrolla y vive en distintos Sistemas con los que interactúa permanentemente: Sistema familiar, Educacional, Laboral, Político, Económico, Social. Por eso, para asistirlo es muy importante considerar su contexto y sus redes de interacción (en primera instancia la familia como ámbito de mayor relevancia seguido o a la par de los demás contextos).

Por lo tanto, la mediación familiar y el Counselling pueden unirse juntas para desarrollar un proceso de ayuda psicológica que se aplique, en principio, a situaciones puntuales que faciliten el proceso de cambio en situaciones de conflicto a personas, parejas, familias, organizaciones y/o grupos (en un reducido número de sesiones y en estricta confidencialidad), para tomar decisiones o resolver dificultades que alteran su ritmo de vida normal o generan preocupación. Además a diferencia de la psicología clínica, no cura patologías y establece una relación simétrica a familias que atraviesan situaciones en las cuales un punto de vista diferente aporta una perspectiva que posibilita el aprendizaje, el cambio necesario para el desarrollo y despliegue de sus potencialidades en situaciones presentes y poder así enfrentar o prever riesgos futuros.


            Por su parte, el Counselling aportaría una serie de actitudes básicas o patrones en el proceso de ayuda en situaciones de mediación familiar. Un Counselor debe estar presente en la consulta siendo auténtico y congruente, dentro de un marco o encuadre a través del cual es deseable que el Consultante se sienta libre, en un contexto que ofrece:
  1.                    Aceptación incondicional
  2.                    Autenticidad y/o congruencia
  3.                    Escucha activa y empática
  4.                     Conocimiento práctico y teórico: psicológico, filosófico         multidimensional y antropológico.
Un counselor trabaja desde un abordaje multidimensional creando relaciones de ayuda que aportan condiciones para favorecer el despliegue de los procesos naturales de la vida psíquica, como la simbolización, el aprendizaje y la creatividad; para luego facilitar el autoconocimiento, la autoafirmación y la autodeterminación de las personas. Las metas del Counseling serán siempre relativas a los objetivos del consultante, sin juicio al respecto.  

Por eso, el Counselling:

No cura. Por lo tanto en caso de presentarse una enfermedad mental o psicopatología durante el proceso de counselling, se hace imperiosa una derivación a los profesionales que están capacitados y trabajan desde un enfoque clínico, como son los psicólogos y psiquiatras.

Tampoco estamos capacitados para trabajar exclusivamente con niños ya que su posibilidad lingüística y capacidad de simbolización es limitada (debido a la etapa evolutiva que atraviesan) y se requiere de otros métodos terapéuticos para poder comprender y ayudarlos. Si podemos trabajar con una familia para ayudar al cambio en el sistema familiar que este integrado por niños.

El Counseling no es psicoterapia y se diferencia de ella en que no tiene un enfoque clínico como la misma.

No es coaching que se limita a un enfoque conductual y específico relacionado con aprender habilidades y adquirir medios para llegar a un objetivo inmediato, generalmente dirigido al ámbito laboral o profesional.

No tiene relación con la llamada onda “new age” que dice abrevar en fuentes humanísticas transpersonales y autores como Abraham Maslow y Carl Rogers entre otros.

Counseling no es una terapia alternativa que se sirve de diferentes técnicas nuevas o milenarias y elementos naturales para la ayuda.

Counseling no significa de modo alguno Autoayuda concepción centrada en un paradigma norteamericano desde el cual se fomenta la individualidad.

Entre las situaciones de conflictos que se pueden enumerar, están:

  1. Inconvenientes en las relaciones (familiares, laborales, sociales y otras)
  2. Dificultades de pareja (agresión, violencia, sexualidad, celos, dependencia, etc.)
  3. Problemas de conducta (adolescentes, adultos y adultos mayores.)
  4. Baja autoestima (frustraciones, no poder decir no, impotencia, falta de identidad)
  5. Divorcios (Separaciones, mediaciones)
  6. Duelos (muerte de un familiar, amigo o referente)
  7. Accidentes o estrés (daño físico, perdida material, despido, situación traumática)
  8. Estancamiento (personal, profesional, social; falta de motivación o claridad en los objetivos)
  9. Dificultades para el cambio cuando se modifican las condiciones (autoestima, aceptación, culpa)
  10. Búsqueda de mejorar la calidad de vida (facilitando el crecimiento, integración y desarrollo  espiritual y personal)

¿QUÉ ES LA PSICOTERAPIA HUMANISTA INTEGRATIVA?

En sus inicios, más que una nueva perspectiva psicológica, la visión humanista nació como “movimiento social”. El Movimiento de la Psicología Humanista surgió en los años cincuenta, en California, a partir de un grupo de psicólogos y psiquiatras y representantes de  otras ciencias humanas, procedentes de diferentes corrientes o escuelas psicológicas, entre ellas la psicoanalítica y la conductista. Estos psicólogos y psiquiatras se sentían incómodos y se iban distanciando de algunos enfoques y actitudes compartidos por la mayoría de los seguidores de tales escuelas y que coincidían en buena parte con las denunciadas por Bertalanffy.
Sus antecedentes se encuentra en el funcionalismo de James y Dewey (ser humano como ser activo, volitivo y social); en el conductismo intencional de McDougall; los neofreudianos como Fromm, Horney, Adler; los filósofos americanos como M. Buber y P. Tilich, que conciben al ser humano como una totalidad tendente a la autorrealización, que lo impulsa inherentemente a ser realzado o actualizado, descubierto.
Allport y Murray, en los años 30, con su concepción de las necesidades humanas se enfrentan al conductismo, Maslow en los 40 realiza sus propuestas sobre la motivación y Rogers en los 60 propone su Psicoterapia Centrada en el Cliente, desarrollándose así una nueva línea de trabajo, la tercera fuerza, frente a la psicología academicista y el psicoanálisis.
Psicoanalistas con nuevas inquietudes como Perls, Berne, Rogers o Maslow impulsaron con sus teorías otras perspectivas, que ven al ser humano como un ferviente buscador de la autorrealización desde bases positivistas y muy creativas. Ofrecieron la posibilidad de utilizar algo tan común, tan poderoso y al mismo tiempo tan poco aplicado al campo terapéutico, a veces tan rechazado, como el contacto físico y el amor honesto, como las más poderosas, rápidas y eficaces herramientas del cambio profundo emocional.
En la década de los setenta aparece una tendencia ecléctica de psicoterapia que engloba los ochenta y que empieza a formar el movimiento integrador. Norcross (1986) propone como factores que promovieron el movimiento integrador:
1.                            Proliferación de enfoques psicoterapéuticos.
2.                            Una forma de psicoterapia no puede ser adecuada para todos: ¿por qué no adaptar la terapia a las personas y no las personas a la terapia?
3.                            Ausencia de eficacia diferencial entre las psicoterapias.
4.                            Reconocimiento de la existencia de factores comunes a las diferentes psicoterapias: teóricos
5.                            Énfasis en  las características del paciente y de la relación terapéutica como principales ingredientes de cambio.
6.                            Factores socio políticos y socioeconómicos.
Según Arkowitz (1991) el movimiento integrador aglutina en la actualidad esfuerzos en tres grandes áreas de trabajo: la integración técnica (máximo representante Lazarus y Neimeyer), la integración teórica, y el área de los factores comunes.
Para nuestro Gabinete, la Psicoterapia Humanista Integrativa, es una forma de terapia enfocada en una concepción humanista de la persona. En la práctica terapéutica centramos el trabajo en la Relación Terapéutica, en el sistema que esta conforma y en la solución de conflictos de manera integral e integrada. Integramos los 5 pilares básicos de la Psicoterapia Humanista Integrativa: El ANÁLISIS TRANSACCIONAL (que aporta una gran parte de la base teórica), LA GESTALT (que ofrece un estilo dinámico), LAS TERAPIAS CORPORALES-ENERGÉTICAS (como la Bioenergética, que incorporan el cuerpo en el proceso terapéutico) y LAS TEORÍAS DEL PROCESO (como la Psicoterapia Integrativa de Richard Erskine o nuestro modelo de la Terapia de las Caricias Psicológicas que aportan una nueva y amplia visión) y los modelos SISTÉMICOS E INTEGRATIVOS (especialmente el de ken Wilber, Ana Gimeno-Bayón o el de Claudio Naranjo, que facilitan la integración del trabajo). Junto a ellas invertimos el máximo tiempo en incorporar nuevas perspectivas teóricas y técnicas en el proceso como el Focusing, el Psicodrama, la Psicosíntesis, el Mindfullnes, el Brainspotting, el EMDR, la Terapia de Aceptación y Compromiso, el PNL, la Terapia Breve, etc
Lo que buscamos y pretendemos es curar acompañando, apoyando y dando aliento a aquellas personas "normales" que desean crecer y conocer qué hay detrás de esa insatisfacción permanentemente presente en sus vidas, “puede ser el enfado constante que tengo conmigo o con los demás, puede ser "esa" barrera que las circunstancias parecen construir ocultando mis sueños, que en lo más profundo sé que puedo realizar”. La PSICOTERAPIA es un tratamiento de índole psicológico de los problemas personales, emocionales, afectivos, de relación, etc., basado en la relación terapéutica, ya sea individual o en grupo.
El objetivo de la psicoterapia es que la persona realice cambios personales, armonice e integre sus percepciones, pensares, sentires y comportamientos y de esta manera aumente su contacto personal e interpersonal, su poder para resolver problemas, satisfacer sus necesidades y desarrollar su autonomía y su espiritualidad. La psicoterapia NO es un proceso mágico, sólo es necesario qué conozcas que hay de auténtico en ti, y que descubras las claves de tu guión de vida, una estrategia audazmente elaborada para sobrevivir en un mundo, a menudo demasiado duro. Nosotros te acompañaremos en tu camino de búsqueda de la Autonomía: autenticidad, espontaneidad, intimidad, conciencia y ética. Tuyo es el poder, sólo has de encontrarlo.

¿POR QUÉ Y PARA QUÉ EL TÉRMINO GABINETE CARIZIA?


La unidad más básica de la comunicación humana es la “caricia psicológica”. Son definidas como toda comunicación que implica un “mensaje verbal o no verbal de carácter intencionado y comprometido que deja entrever que yo me doy cuenta de que tú estás ahí”. A través de ellas hacemos saber a otra persona que nos hemos percatado de su presencia, que nos importa y que queremos ayudarla.
El Gabinete Carizia nace como invitación y propuesta a cualquier persona que quiera conocerse un poco mejor y mejorar con ello la calidad de sus relaciones interpersonales, de pareja y de su vida en general. La mayoría de nuestros problemas psicológicos aparecen por la ausencia de caricias, físicas y psicológicas. Del mismo modo que el hambre o necesidad de alimentos es saciada con comida, para la necesidad de contacto y bienestar es necesario, e incluso imprescindible, que la persona sea tocada y reconocida por los demás. Ser abrazados, comprendidos, escuchados, abrigados, protegidos, alimentados, alentados, elogiados, validados, acompañados, e incluso, si esto no es posible, ser al menos agredidos o compadecidos, en definitiva, estamos siendo acariciados.
          Las caricias son el lenguaje de las sensaciones, las emociones y el alma, y se aprenden en nuestras relaciones diarias, allá donde se producen nuestros sentimientos de fracaso y desazón. Pero, se puede aprender a estar en contacto con lo esencial, con el adentro profundo del corazón, de nuevo. Es cierto, estamos constantemente con muchas personas a lo largo del día, pero ¿con cuántas llegamos a tener un contacto auténtico, fluido y gozoso? acaso una palabra, una valoración a tiempo, un gesto de aprobación... estamos deshabituándonos a lo esencial, al placer de lo cotidiano, de una sonrisa, de un gesto ridículo que nos hace tanto bien, de una palabra que nos hace zimbrearnos, de esa caricia que no va más allá de la simpleza de reconocernos acariciados, de sentirnos escuchados y comprendidos, …
En un mundo donde el valor del amor está siendo renovado o desposeído de sus formas, aparece la caricia como el testimonio del latir más profundo de la humanidad. Pone de manifiesto su hambre de autentificar las relaciones y acercarse a través de la intimidad a la profundidad del encuentro. Las caricias dan forma y despiertan los sentires y el sentido de la comunicación. Al fin y al cabo, las caricias son la piel porosa y mutable donde damos lo mejor y lo peor de nosotros mismos, y dónde el corazón humano encuentra su rostro.
 
Para nuestro Gabinete, las caricias son esenciales para la vida física emocional, psíquica y espiritual de una persona. Sin ellas, dice Berne, la “médula espinal se encogerá”. Cuando existen o han existido en nuestra historia personal carencias de caricias como el abandono, la deprivación emocional, la falta de contacto físico, la ausencia de reconocimiento de las personas más importantes de nuestras vidas, el reconocimiento condicionado, la falta de comprensión, …, sea por las razones que fuere y en función de la gravedad, las reacciones van a ser de ansiedad aguda, de necesidad repetitiva e insatisfecha de amor, falta de seguridad o confianza, sentimientos de depresión, trastornos de la personalidad, en algunos casos psicosis agudas, malestar difuso y un sentimiento de insatisfacción general con la vida, los demás y nosotros mismos. 
De pronto, tomamos conciencia de que un malestar se instala en nuestra forma de vivir, a veces nuevo y otras ya conocido (nos acompaña incluso por años), debido al momento vital que nos toca vivir o a que no se encuentra la manera de cambiarlo. Este malestar puede manifestarse de muchas formas. Entre ellas con una sensación de sentirse perdido y confuso, enfadado, con ansiedad y nerviosismo, con dificultad para tomar una decisión, abordar un conflicto o atravesar una situación difícil o con la aparición de malestares físicos. Es en estas ocasiones cuando uno se plantea hacer un cambio en la vida, cuando desde dentro sentimos “ya no puedo más con esto”, y algo se quiere hacer pero sin tener claro como hacerlo. 
El “síndrome del desacariciado”, como llamamos a estas reacciones, están en el fondo de todos los contactos errados, incomunicaciones, problemas de conviviencia humana, intolerancias o discriminaciones, desacuerdos, desencuentros y desentendimientos en los que basamos o a los que llegamos en nuestras relaciones cotidianas.
Por todo ello, ofrecemos un espacio de escucha, confianza y seguridad donde la persona se sienta libre y capaz de descubrirse y conocerse, encontrando nuevas maneras de relacionarse mejor consigo mismo y con los demás. Comprendemos a la persona como una unidad integrada, compuesta por distintos aspectos, psicológicos, corporales, intelectuales y espirituales, y por tanto, en nuestra labor terapéutica, ponemos el foco de atención en las emociones, la vivencia corporal y las cogniciones que las envuelven, en las necesidades de caricias que nos llevaron a este estado, así nuestros pacientes entienden qué les pasa y descubren cómo pueden hacer para sentirse mejor.
En el Gabinete y recogido del Análisis Transaccional partimos del principio de que “Todos nacemos príncipes y princesas. Después en nuestras relaciones con los demás tomamos decisiones que nos limitan con las que nos convertimos en sapos o ranas encantadas” (Berne). Sin embargo, como seres humanos se nos ha concedido el don de transformar el mero hecho de vivir en un compartir nuestras vivencias (convivir), y esto conlleva el darnos la posibilidad y el permiso para intercambiar caricias espontaneas, cercanas, conscientes, íntimas y respetuosas. Pero esto sólo es posible a quien es capaz de superar las estrecheces de sus espacios habituales, salir de sí mismo para cruzar el río que lo separa del mundo y los demás, y se entrega a la tarea de acercarse a otras personas, con otras realidades, con otros acontecimientos. 
Cuando alguien viene a vernos al Gabinete nos recordamos y hacemos presente, que la acogida no debe hacerse repentina porque requiere tiempo, respeto y dedicación constante. No basta con ser buenos profesionales. En las orillas entre nuestros pacientes-clientes y nosotros, en nuestra puesta en común, la frontera más visible, es la que separa nuestra piel de la suya. Sin embargo, no hay encuentro, si no decidimos juntos una y mil veces ahondar y des-cubrirnos en el propio país de nuestros adentros y despojarnos de nuestras envolturas y recubrimientos. En el breve e intenso momento de la primera entrevista inicial podemos ya ofrecernos, a modo de promesa realizada, la intención de que se va a ser y hacer todo lo posible para que la simple visita se convierta en auténtico encuentro.