martes, 30 de abril de 2013

EL VIAJE DEL ELEFANTE



EL GUIÓN DE VIDA: “El sentido estrecho de mi vida, yo soy así”
 

Cada uno llega al mundo con su necesidad de caricias por desarrollar y con un único pero común a todos los seres humanos, impulso por y para vivir. El hambre de contacto es el asidero donde se puede conseguir irremediablemente la salud biológica, psicológica, social y espiritual del individuo en el mundo. Necesitamos estar en contacto, es una forma de sentirnos vivos.

            Las experiencias en el intercambio de caricias son las precursoras de nuestra manera de ser y actuar (Fig. “Yo soy así”, basada en un trabajo realizado por Jesús Cuadra). El funcionamiento de la piel como frontera o como lugar de encuentro se da a través del intercambio de caricias. A través del dar y el recibir caricias, de rechazarlas, pedirlas u omitirlas, el organismo y el self en proceso de constitución, establece y mantiene la diferencia con el entorno y, a su vez, éste se nutre asimilando del exterior. Se produce entonces una regulación continua y un ajuste en interacción constante entre las necesidades, el despliegue del ser y las posibilidades del ambiente.

            Especialmente son las heridas en la piel psicológica que se producen con la experiencia de las caricias robadas, las decisiones de supervivencia y la experiencia emocional vivida en cada encuentro, las que forman parte de ella como marcas o signos de una maduración incompleta, provocada por huecos en la vida y en las experiencias sentidas. Es así como llegamos a sentirnos angustiados cuando perdemos la libertad de intercambiar caricias libremente (piel psicológica angosta de la fig.).

Cuando se interrumpe el contacto las necesidades no quedan satisfechas, y el malestar se instala en nuestra casa de una forma que podríamos llamar, constante. Si se experimenta que la vida a través del contacto queda continuamente insatisfecha o no alcanzamos a sentir la satisfacción natural por vivir, seguramente encontraremos una satisfacción artificial que resuelva el malestar producido por la insatisfacción de la necesidad. Estos cierres artificiales constituyen la base de las reacciones de supervivencia y de las “decisiones de guión” defensivo que pueden llegar a convertirse en fijaciones.

En el entorno familiar y posteriormente en el educativo, cada persona vive de una forma concretada, primero por las circunstancias creadas por las figuras importantes en la vida del niño, que llevan consigo unas prohibiciones, unos permisos y unos modelos para vivir, e incluso para no vivir, para crecer o para menguar. Se dan las circunstancias que desde el mismo nacimiento el niño nace contextualizado en una situación compleja, ya que siempre hay una discrepancia entre las posibilidades de lo que pueden llegar a ser y lo que en el fondo se les permitirá.

Si a una niña le decimos en varias ocasiones “nunca conseguirás nada, eres muy torpe, no tienes fuerza de voluntad como tu hermano” (tú estás mal-él está bien), lo más probable es que termine por creerse que “es torpe”. Ya de mayor, podrá haber tomado la decisión de “no logres, otros lo harán por ti” y aceptar los mensajes paternos, o por el contrario decidir llevar la contraria a sus padres, y ser una chica fuerte y perfeccionista “yo lo hago sola y no me equivoco, ¡ves como puedo!”. Todo esto se desarrolla en el inconsciente primeramente.

A veces, no es necesaria la reiteración de mensajes, basta con que estén cargados de un fuerte contenido emocional, y el niño se sienta impactado, confundido y sin salida, con lo que llegue a una decisión muy potente e irrevocable. Pongamos un ejemplo, una chica “acaba de aprobar su primer examen con buena nota en el cole y está feliz de contárselo a su papá”, la sonrisa le nace con naturalidad, pero recibe de pronto un mensaje de “no te rías, la vida es muy seria y hay que aprobar siempre, fíjate en lo que hace tu padre, va a trabajar todos los días para que tu comas”. Probablemente quede confundida y se sienta conmocionada tomando la decisión de “no volveré a sentirme contenta por aprobar, tengo que hacerlo mejor aún”. Probablemente tome una decisión de yo estoy mal-tú estás bien.

Las decisiones de guión con frecuencia son hechos inconscientemente (o preconscientemente si se toman con el cuerpo o las emociones antes del nacimiento de la capacidad de ser conscientes) para sobrevivir ante el fracaso producido en los desencuentros y en las interrupciones producidas en el intercambio de caricias. La finalidad no es otra que mantener la vinculación, el contacto y las caricias para vivir. En este caso las personas renunciamos a algún aspecto de nuestra capacidad de ser para conseguir y mantener la vinculación, la protección, para evitar el desprecio, el castigo y la censura. Por ejemplo, “si yo me esfuerzo y no descanso, probablemente mi padre estará orgulloso de mi”.

            El guión que se constituye como programa en marcha, una manera de estar en el mundo y en contacto. Es una forma de saber por qué estoy así y como terminará todo, pero sobre todo una forma sesgada y estrecha de decirnos “yo soy así”. La fuente principal de estos mensajes son las personas y acontecimientos más significativos para nosotros. Estos mensajes no siempre son verbales, la mayoría de las veces se aprenden por aprendizaje atmosférico (actitudes, expresiones o modos de actuar) a través de mandatos, contramandatos y comportamientos reiterativos que nos empujan a fracasar, entendiendo el fracaso como el dejar de ser y actualizar a través del amor en contacto, nuestra autenticidad.
           
            En relación con todos estos mensajes tomamos decisiones más o menos conscientes desde una edad muy temprana y de una forma, que a veces, es más mágica que lógica, al mismo tiempo que llegamos a conclusiones sobre nosotros mismos, los otros y sobre la vida que la hacen predecible al control, con garantías de un intercambio de caricias suficiente para sobrevivir (Eric Berne, 1971). Nos decimos algo así como, ¿qué hay que hacer aquí para sobrevivir?.

            En 1974, Steiner escribe “Guiones en los que vivimos”, donde propone la “matriz del guión”. En ella se pueden ver los componentes del guión, de manera muy básica: mandatos, programas y contramandatos (que se explicarán más detalladamente en el siguiente apartado), junto a la construcción del “así soy yo” a través de las decisiones. El niño, crece en el sentido de la evolución, más o menos influenciado por las decisiones que adopta frente a los mandatos, programas y contramandatos, como un intercambio de caricias.

            Parte de sentirnos sin brújula, perdidos y sin dirección hacia nuestro destino, hacia lo que estamos llamados a ser, son requerimientos e imperativos dañinos que hemos interiorizado, y hemos decidido o contradecidido seguir. Oímos o asimilamos perspectivas de nuestros padres, abuelos y maestros que interrumpieron nuestro autosurgimiento, la mayoría de las veces por decisiones de autosupervivencia, adaptación o contradicción, con el propósito de recibir caricias. Pudieron haber tomado la forma de mensajes verbales o formas de actuar transmitidas que negaban nuestro poder, que nos disminuían o inhibían, en forma de ideales de lo que un hombre/mujer debería ser: ser de izquierdas o derechas, bueno o malo, ser del Betis o del Sevilla, del Madrid o del Barça, tener dinero o no, tendría que ser… La “obediencia por promesas de amor” a esos mensajes, creencias e ideales fueron el cortocircuito de un corazón sin dirección, ¿a quién obedezco, a mi o a los demás?.

Nos formamos a nosotros mismos, nos contamos como tenemos que ser y nos con-formamos con sobrevivir, en definitiva, tomamos decisiones que nos autolimitan. En cualquier momento podemos quedarnos sin aliento y dejar de respirar a pleno pulmón, y cuando esto ocurre, muchas personas se preguntan ¿por qué soy así siempre? o ¿por qué nunca seré así? frente a ciertas reacciones que experimentan.

Existen así mensajes que nos dan pistas para descubrir el guión:

-       De prohibición (no hagas)
-       De obligación (deberías)
-       Condicionales (mensajes de miniguión: solo si eres fuerte, complacedor, …)
-       De indiferencia
-       De incertidumbre
-       De desvalorización
-       Contradictorios
-       Nocivos (peligrosos)

Una persona se siente mal y tiene una sensación general de insatisfacción conocida ante algunas dificultades de la vida, rompe cosas, se agita de manera ansiosa, etc. Después se da cuenta de que está abatida o afligida y se pregunta ¿por qué he reaccionado de esta manera, siempre me pasa igual?. Otras personas se hacen esta pregunta después de un cabreo conocido, después de una mala respuesta, de tener un accidente, de pelear con los hijos o la mujer, de golpear a alguien o de enfadarse con el jefe. Muchos experimentan estas reacciones como conocidas, incontrolables e inconscientes, y se conforman con decirse, ¡bueno, es que yo soy así!.

E. Berne reemplazó la palabra “destino” por la noción científica de “guión de vida”. Es como si en la infancia se nos diera un manual para actuar, sentir y pensar como protagonistas de una historia, de una película o de una obra de teatro, ya determinado.  De esta forma cada experiencia que después vivimos de mayores pasa por revisar el libreto y ver si encaja o no en el personaje. Sin embargo, esto nos garantiza un final conocido y una forma de ser reconocidos.

SALIENDO DEL GUIÓN

No hay por qué resignarnos y aguantar hasta el próximo arrebato, acomodarnos a una vida que se estanca sintiéndonos como algunos pacientes se definen, “como una vela que se apaga”. Podemos cambiar, ser felices, desarrollar nuestras capacidades, lograr metas, estar y ser personas sanas, lograr el éxito con los hijos, laboralmente, conmigo mismo y con los demás, … es necesario querer cambiar, sentir que se puede y ver hacia donde y como puedo llegar. Para C. Moiso, el proceso terapéutico ante estos acontecimientos que conforman el guión de vida en forma de fracaso y en la dirección del triunfo, consiste en el proceso de ayudar al paciente a co-narrar con el terapeuta una versión constructiva de su novela existencial, reviviendo las experiencias de sufrimiento sin llegar a las mismas conclusiones o decisiones.

Para abandonar los guiones de vida nocivos y las relaciones tóxicas se debe necesariamente cuestionar, reeditar y redecidir los mensajes y mandatos en los que están fundamentados, dejar de jugar juegos psicológicos, aplicar la ley de la abundancia y del intercambio libre de caricias, resituar las posiciones existenciales negativas (ejemplo, yo estoy mal-tú estas mal), abandonar el mito personal y vivir desde el yo real fluyendo en contacto. Todo esto puede implicar una ardua tarea, para la realización de la cual resulta de gran importancia que la persona pueda sentirse apoyada, reconocida y valorada en su proceso de reintegrarse de nuevo hacia una vida que le traerá de vuelta a casa (lo que estoy llamada a ser).

A nivel de corazón, salir del guión es volvernos a conectar con el sentido implícito de la vida, fluir con lo que suceda, y para ello hemos de volver al amor y al corazón, a caminar conscientes y a intercambiar libremente caricias para ser cada día más espontaneos, conscientes, íntimos y éticos. La  terapia del guión es una búsqueda junto al paciente para reescribir y coonarrar su vida de manera que conduzca equilibradamente a la satisfacción (emociones conectadas con el lograr), el placer (emociones conectadas con la apropiación de lo que consideramos bueno y/o bello), la alegría (emociones conectadas con la intimidad y el compartir) y la serenidad (emociones conectadas con la seguridad). Éste objetivo en sí mismo no es otro que el proyecto esencial del protagonista de la terapia, y dentro del cual cobra sentido su demanda. Sin embargo, este equilibrio se logra en el intercambio y en el contacto, allá donde se interrumpió.

“El proyecto de vida”

-           Mensajes protectores
-           Mensajes permisores
-           Mensajes de valoración
-           Mensajes informativos
-           Redecisiones del niño
-           Abundancia de caricias
-           Pulsaciones profundas y el cuerpo en liberación
-           Libertad y autenticidad emocional
-           Aprender a divertirse sin jugar
-           El NN+el NL+el PAN integrado (Moiso)
-           La autonomía: espontaneidad, intimidad-cercanía, conciencia y ética

Toda salida del guión puede ser hecho por el adulto, consultando al padre protegido por él y liberado en el niño. Ha de ser una forma de vivir racionalmente emocionada y sentida, realista y ética. Es una pulsación que nos lleva a una vida flexible pues responde a necesidades personales cambiantes con el tiempo. Dirigida al futuro pero vivido aquí y ahora. Es constructiva y no limitante por lo que ha de ser creativa y es un ejemplo positivo para otras personas.

FECHA, LUGAR y PRECIO

Sábado 18 de Mayo de 2013, en la sede de CC.OO de Lora del Río, de 10.00 a 14.00 y de 16.00 a 20.00.

El precio del taller es de 50 euros.

Se recomienda ir con ropa cómoda ya que el taller es teórico-experiencial, con esterilla para trabajar en el suelo, un cuaderno de apoyo, etc.