
ESTRENA CORAZON SIN ECONOMIZAR CARICIAS
ARTÍCULO PARA LA REVISTA LOLA MAGAZINE (enero de 2013)
Si algo
echamos de menos en la época que estamos viviendo, es aquello que no cuesta
dinero. Y, ¡sorpresa!, existe un producto sin gasto económico. El otro día me
enviaron una aplicación gratis para descargar en el móvil directamente de la
tienda. Decía: “descargue y reciba aquí sus caricias”. Fue una sorpresa cuando
pude ver el producto “gesto humano intencionado que haga saber a otro ser
humano que nos hemos percatado de su presencia”.
Empecé a
pensar que tipos de gestos compartimos los seres humano y me di cuenta lo falto
que estamos de abrazos, escucha, miradas, palabras, … que nos hagan sentirnos
satisfechos porque vienen de lo más auténtico de los otros. Seguí leyendo y
decía:
“Si te sientes
triste busca en la tienda caricias que te ayuden a aceptar los límites de la
vida, si tienes miedo no dudes en conseguir trajes que te protejan y te hagan sentir
seguro, si estas contento no dejes de compartirlo y si te hacen daño pide por
favor que dejen de hacerlo. Encontrar productos para tu corazón sólo depende de
la capacidad que tengas de dar, de recibir, rechazar y de pedir caricias”.
Quedé
fascinado con estas palabras, era lo que estaba buscando. Una tienda donde
intercambiar caricias sin miedo a que se acaben. Me dije, ¡existen tiendas en
el mercado que son inagotables, donde nunca faltan productos!. Seguí leyendo y,
¡cómo no!, vi la palabra REBAJAS. Me dije: ¡pero aquí también!.
“Si el corazón
humano está en época de REBAJAS, es porque no está repleto de gratitud. Lo que
brota de la gratuidad no es aquello que es gratis, sino lo que se da con lo
mejor de cada uno. El corazón tiene la cualidad de ofrecer productos de IVA y
vuelta. Cuando la tienda de las caricias está de rebajas es porque pretende
economizar aquello que tiene como precio el reconocernos, respetarnos y
compartir cariño”.
Seguí
fascinándome con aquellas palabras, todo era ilógico. Me dije, ¡hoy todo en día
tiene precio. Esto como va a ser!. Seguí leyendo, pero esta vez sin fiarme
demasiado:
“Los seres
humanos intercambiamos caricias pero no lo hacemos libremente. Nos enseñan reglas
para intercambiar caricias. Con ironía aparecen mensajes dentro de nosotros
mismos que recortan la capacidad del ser humano de repartir cariño y atención.
Ese que nos hace falta para vivir, como respirar y comer. Esos mensajes son CUPONES
DE DESCUENTO (descontar es quitar valor): no des las caricias que tengas para
dar no vaya a ser que te quedes sin ellas, no rechaces aquellas caricias que te
hagan daño mejor aguántate, no recibas caricias aunque las desees a ver si te
vas a fiar de cualquiera, si hay alguna caricia que te gustaría recibir no la
pidas so arrogante, y, por supuesto, no te des caricias a ti mismo que eso es
de egoístas”.
Vaya
aplicación seguí diciéndome. Quería seguir, internamente, poniendo pegas a ese
anuncio pero precisamente hablaba de eso, de reglas que no permitían que
repartiéramos caricias libremente, de las pegas que nos ponemos para no hacerlo.
Cuando la gente está hambrienta de cariño tiende a ser sumisa, a estar
deprimida y enfadada, y lo que es aún más importante, ante la escasez de
caricias tiende a aceptar rebajas y RECORTES continuamente sin complejos. No
sería esta una explicación de por qué la gente tiene tanto miedo a estar sola.
Andamos sin fiarnos de nadie, queriendo compartir solo aquello que queda en la
tras-tienda o simplemente, cabreados con todo el mundo, es decir en con-tienda,
creyendo que las caricias serán robadas y vendiendo nuestra alma al diablo, al
mercado de ocasión. Sentimos impotencia, escondidos tras la incapacidad de
doblegar la situación. No alcanzamos a darnos cuenta que las caricias no se
acaban, que una mirada no tiene precio cuando es respetuosa, amorosa y libre,
que una escucha puede ser fuente de comprensión del mundo interno de los otros,
y que reconocernos y ofrecernos puede ser la fuente inagotable de nuestro
bienestar.
Aquella
aplicación acababa con una frase que terminó por convencerme para su descarga:
“es importante más que nunca ESTRENAR CORAZÓN SIN ECONOMIZAR CARICIAS”.
Estrenar es una palabra que viene de streno,
que significa regalo de buen augurio. Estre-n-ar es estre-ch-ar lazos,
dedicarte por entero a recorrer las mejores tiendas, para adquirir y conseguir
el producto que mejor le viene a tu cuerpo, a tu intelecto y a tu corazón.
Estamos, ¿en época de crisis o en una crisis de época?, en la estación otoñal,
en momentos donde se producen con más afluencias las depresiones, separaciones
post-vacacionales, trastornos de ansiedad, etc. Uno de los motivos no será que
nos sentimos desacariciados…
Definitivamente,
¡yo me la descargo y la aplico por si acaso!.
José Luis Fernández Luján
Psicólogo y Psicoterapeuta Humanista Integrativo
Director del “Gabinete Carizia” de Sevilla
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