EL GUIÓN DE
VIDA: “El sentido estrecho de mi vida, yo soy así”
Cada
uno llega al mundo con su necesidad de caricias por desarrollar y con un único
pero común a todos los seres humanos, impulso por y para vivir. El hambre de
contacto es el asidero donde se puede conseguir irremediablemente la salud
biológica, psicológica, social y espiritual del individuo en el mundo.
Necesitamos estar en contacto, es una forma de sentirnos vivos.
Las experiencias en el intercambio de caricias son las
precursoras de nuestra manera de ser y actuar (Fig. “Yo soy así”, basada en un
trabajo realizado por Jesús Cuadra). El funcionamiento de la piel como
frontera o como lugar de encuentro se da a través del intercambio de caricias.
A través del dar y el recibir caricias, de rechazarlas, pedirlas u omitirlas,
el organismo y el self en proceso de constitución, establece y mantiene la
diferencia con el entorno y, a su vez, éste se nutre asimilando del exterior.
Se produce entonces una regulación continua y un ajuste en interacción
constante entre las necesidades, el despliegue del ser y las posibilidades
del ambiente.
Especialmente
son las heridas en la piel psicológica que se producen con la experiencia de
las caricias robadas, las decisiones de supervivencia y la experiencia
emocional vivida en cada encuentro, las que forman parte de ella como marcas o
signos de una maduración incompleta, provocada por huecos en la vida y en las
experiencias sentidas. Es así como llegamos a sentirnos angustiados cuando
perdemos la libertad de intercambiar caricias libremente (piel psicológica
angosta de la fig.).
Cuando
se interrumpe el contacto las necesidades no quedan satisfechas, y el malestar
se instala en nuestra casa de una forma que podríamos llamar, constante.
Si se experimenta que la vida a través del contacto queda continuamente
insatisfecha o no alcanzamos a sentir la satisfacción natural por vivir,
seguramente encontraremos una satisfacción artificial que resuelva el malestar
producido por la insatisfacción de la necesidad. Estos cierres artificiales
constituyen la base de las reacciones de supervivencia y de las “decisiones
de guión” defensivo que pueden llegar a convertirse en fijaciones.
En
el entorno familiar y posteriormente en el educativo, cada persona vive de una
forma concretada, primero por las circunstancias creadas por las figuras
importantes en la vida del niño, que llevan consigo unas prohibiciones, unos
permisos y unos modelos para vivir, e incluso para no vivir, para crecer o para
menguar. Se dan las circunstancias que desde el mismo nacimiento el niño nace
contextualizado en una situación compleja, ya que siempre hay una discrepancia
entre las posibilidades de lo que pueden llegar a ser y lo que en el fondo se
les permitirá.
Si
a una niña le decimos en varias ocasiones “nunca conseguirás nada, eres muy
torpe, no tienes fuerza de voluntad como tu hermano” (tú estás mal-él está
bien), lo más probable es que termine por creerse que “es torpe”. Ya de mayor,
podrá haber tomado la decisión de “no logres, otros lo harán por ti” y aceptar
los mensajes paternos, o por el contrario decidir llevar la contraria a sus
padres, y ser una chica fuerte y perfeccionista “yo lo hago sola y no me
equivoco, ¡ves como puedo!”. Todo esto se desarrolla en el inconsciente
primeramente.
A
veces, no es necesaria la reiteración de mensajes, basta con que estén cargados
de un fuerte contenido emocional, y el niño se sienta impactado, confundido y
sin salida, con lo que llegue a una decisión muy potente e irrevocable.
Pongamos un ejemplo, una chica “acaba de aprobar su primer examen con buena
nota en el cole y está feliz de contárselo a su papá”, la sonrisa le nace con
naturalidad, pero recibe de pronto un mensaje de “no te rías, la vida es muy
seria y hay que aprobar siempre, fíjate en lo que hace tu padre, va a trabajar
todos los días para que tu comas”. Probablemente quede confundida y se sienta
conmocionada tomando la decisión de “no volveré a sentirme contenta por
aprobar, tengo que hacerlo mejor aún”. Probablemente tome una decisión de yo
estoy mal-tú estás bien.
Las decisiones de guión con frecuencia son hechos inconscientemente
(o preconscientemente si se toman con el cuerpo o las emociones antes del
nacimiento de la capacidad de ser conscientes) para sobrevivir ante el fracaso
producido en los desencuentros y en las interrupciones producidas en el
intercambio de caricias. La finalidad no es otra que mantener la vinculación,
el contacto y las caricias para vivir. En este caso las personas renunciamos a
algún aspecto de nuestra capacidad de ser para conseguir y mantener la
vinculación, la protección, para evitar el desprecio, el castigo y la censura.
Por ejemplo, “si yo me esfuerzo y no descanso, probablemente mi padre estará
orgulloso de mi”.
El guión que se constituye como
programa en marcha, una manera de estar en el mundo y en contacto. Es una
forma de saber por qué estoy así y como terminará todo, pero sobre todo una
forma sesgada y estrecha de decirnos “yo soy así”. La fuente principal de estos
mensajes son las personas y acontecimientos más significativos para nosotros.
Estos mensajes no siempre son verbales, la mayoría de las veces se aprenden por
aprendizaje atmosférico (actitudes,
expresiones o modos de actuar) a través de mandatos, contramandatos y
comportamientos reiterativos que nos empujan a fracasar, entendiendo el
fracaso como el dejar de ser y actualizar a través del amor en contacto,
nuestra autenticidad.
En
relación con todos estos mensajes tomamos decisiones más o menos conscientes
desde una edad muy temprana y de una forma, que a veces, es más mágica que
lógica, al mismo tiempo que llegamos a conclusiones sobre nosotros mismos, los
otros y sobre la vida que la hacen predecible al control, con garantías de un
intercambio de caricias suficiente para sobrevivir (Eric Berne, 1971). Nos
decimos algo así como, ¿qué hay que hacer aquí para sobrevivir?.
En
1974, Steiner escribe “Guiones en los que vivimos”, donde propone la “matriz
del guión”. En ella se pueden ver los componentes del guión, de manera muy
básica: mandatos, programas y contramandatos (que se explicarán más
detalladamente en el siguiente apartado), junto a la construcción del “así soy
yo” a través de las decisiones. El niño, crece en el sentido de la evolución,
más o menos influenciado por las decisiones que adopta frente a los mandatos,
programas y contramandatos, como un intercambio de caricias.
Parte
de sentirnos sin brújula, perdidos y sin dirección hacia nuestro destino, hacia
lo que estamos llamados a ser, son requerimientos e imperativos dañinos que
hemos interiorizado, y hemos decidido o contradecidido seguir. Oímos o
asimilamos perspectivas de nuestros padres, abuelos y maestros que
interrumpieron nuestro autosurgimiento, la mayoría de las veces por decisiones
de autosupervivencia, adaptación o contradicción, con el propósito de recibir
caricias. Pudieron haber tomado la forma de mensajes verbales o formas de
actuar transmitidas que negaban nuestro poder, que nos disminuían o inhibían,
en forma de ideales de lo que un hombre/mujer debería ser: ser de izquierdas o
derechas, bueno o malo, ser del Betis o del Sevilla, del Madrid o del Barça,
tener dinero o no, tendría que ser… La “obediencia por promesas de amor” a esos
mensajes, creencias e ideales fueron el cortocircuito de un corazón sin
dirección, ¿a quién obedezco, a mi o a los demás?.
Nos
formamos a nosotros mismos, nos contamos como tenemos que ser y nos
con-formamos con sobrevivir, en definitiva, tomamos decisiones que nos
autolimitan. En cualquier momento podemos quedarnos sin aliento y dejar de
respirar a pleno pulmón, y cuando esto ocurre, muchas personas se preguntan
¿por qué soy así siempre? o ¿por qué nunca seré así? frente a ciertas
reacciones que experimentan.
Existen
así mensajes que nos dan pistas para descubrir el guión:
-
De
prohibición (no hagas)
-
De obligación
(deberías)
-
Condicionales
(mensajes de miniguión: solo si eres fuerte, complacedor, …)
-
De
indiferencia
-
De
incertidumbre
-
De
desvalorización
-
Contradictorios
-
Nocivos
(peligrosos)
Una
persona se siente mal y tiene una sensación general de insatisfacción conocida
ante algunas dificultades de la vida, rompe cosas, se agita de manera ansiosa,
etc. Después se da cuenta de que está abatida o afligida y se pregunta ¿por qué
he reaccionado de esta manera, siempre me pasa igual?. Otras personas se hacen
esta pregunta después de un cabreo conocido, después de una mala respuesta, de
tener un accidente, de pelear con los hijos o la mujer, de golpear a alguien o
de enfadarse con el jefe. Muchos experimentan estas reacciones como conocidas,
incontrolables e inconscientes, y se conforman con decirse, ¡bueno, es que yo
soy así!.
E.
Berne reemplazó la palabra “destino” por la noción científica de “guión de
vida”. Es como si en la infancia se nos diera un manual para actuar, sentir y pensar como protagonistas de una
historia, de una película o de una obra de teatro, ya determinado. De esta forma cada experiencia que después
vivimos de mayores pasa por revisar el libreto y ver si encaja o no en el
personaje. Sin embargo, esto nos garantiza un final conocido y una forma de ser
reconocidos.
SALIENDO DEL GUIÓN
No hay
por qué resignarnos y aguantar hasta el próximo arrebato, acomodarnos a una
vida que se estanca sintiéndonos como algunos pacientes se definen, “como una
vela que se apaga”. Podemos cambiar, ser felices, desarrollar nuestras
capacidades, lograr metas, estar y ser personas sanas, lograr el éxito con los
hijos, laboralmente, conmigo mismo y con los demás, … es necesario querer
cambiar, sentir que se puede y ver hacia donde y como puedo llegar. Para C. Moiso, el proceso terapéutico ante estos acontecimientos que conforman el
guión de vida en forma de fracaso y en la dirección del triunfo, consiste en el
proceso de ayudar al paciente a
co-narrar con el terapeuta una versión constructiva de su novela existencial,
reviviendo las experiencias de sufrimiento sin llegar a las mismas conclusiones
o decisiones.
Para abandonar los guiones de vida nocivos y las
relaciones tóxicas se debe necesariamente cuestionar, reeditar y redecidir los
mensajes y mandatos en los que están fundamentados, dejar de jugar juegos
psicológicos, aplicar la ley de la abundancia y del intercambio libre de
caricias, resituar las posiciones existenciales negativas (ejemplo, yo estoy
mal-tú estas mal), abandonar el mito personal y vivir desde el yo real fluyendo
en contacto. Todo esto puede implicar una ardua tarea, para la realización de
la cual resulta de gran importancia que la persona pueda sentirse apoyada,
reconocida y valorada en su proceso de reintegrarse de nuevo hacia una vida que
le traerá de vuelta a casa (lo que estoy llamada a ser).
A
nivel de corazón, salir del guión es volvernos a conectar con el sentido
implícito de la vida, fluir con lo que suceda, y para ello hemos de volver al
amor y al corazón, a caminar conscientes y a intercambiar libremente caricias
para ser cada día más espontaneos, conscientes, íntimos y éticos. La terapia del guión es una búsqueda junto al
paciente para reescribir y coonarrar su vida de manera que conduzca
equilibradamente a la satisfacción (emociones conectadas con el lograr), el
placer (emociones conectadas con la apropiación de lo que consideramos bueno
y/o bello), la alegría (emociones conectadas con la intimidad y el compartir) y
la serenidad (emociones conectadas con la seguridad). Éste objetivo en sí mismo
no es otro que el proyecto esencial del protagonista de la terapia, y dentro
del cual cobra sentido su demanda. Sin embargo, este equilibrio se logra en el
intercambio y en el contacto, allá donde se interrumpió.
“El proyecto de vida”
-
Mensajes protectores
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Mensajes permisores
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Mensajes de valoración
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Mensajes informativos
-
Redecisiones del niño
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Abundancia de caricias
-
Pulsaciones profundas y el cuerpo en liberación
-
Libertad y autenticidad emocional
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Aprender a divertirse sin jugar
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El NN+el NL+el PAN integrado (Moiso)
-
La autonomía: espontaneidad, intimidad-cercanía,
conciencia y ética
Toda salida del guión puede ser hecho por el
adulto, consultando al padre protegido por él y liberado en el niño. Ha de ser
una forma de vivir racionalmente emocionada y sentida, realista y ética. Es una
pulsación que nos lleva a una vida flexible pues responde a necesidades
personales cambiantes con el tiempo. Dirigida al futuro pero vivido aquí y
ahora. Es constructiva y no limitante por lo que ha de ser creativa y es un
ejemplo positivo para otras personas.
FECHA,
LUGAR y PRECIO
Sábado 18 de Mayo de 2013, en la sede de CC.OO
de Lora del Río, de 10.00 a 14.00 y de 16.00 a 20.00.
El precio del taller es de 50 euros.
Se recomienda ir con ropa cómoda ya
que el taller es teórico-experiencial, con esterilla para trabajar en el suelo,
un cuaderno de apoyo, etc.
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