La atención es el camino a la presencia y su lugar de estancia radica en unos ojos blanditos que aterrizan en la columna y en la médula. Con esta premisa, nuestra presencia llega a nuestras manos, “siendo en el haciendo”
Te darás cuenta poco a poco, paso a paso, gesto a gesto y palabra a palabra que te vas asentando en un lugar del que a veces queremos escapar. Tu casa. Tu templo. Tu cuerpo. Tu lugar de residencia.
Solo así lo de cada día y lo repetido se convierte en descubrimiento, en acontecimiento, en suceso que inspira y en una incidencia desde la expresión más valiosa de la Curiosidad: el Asombro.
Por eso “el caracol que busca su casa no se conoce”. Esta en ella. Sus movimientos son lentos en el desplazamiento. Y sus prisas no lo llevan al destierro de sí mismo.
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